sin una búsqueda de proselitismo, porque en esto los extraterrestres fueron bien claros cuando dijeron' "Nobuscamos cantidad de personas sino calidad, y para ello, cada cual está sujeto a su propio proceso deautoselección, en el que no triunfa el que ha caminado, sino el que persevere hasta el final. . .''.En la actualidad son pocas las personas que han continuado de aquel primer grupo; pero en cambio losgrupos han proliferado, rebasando las fronteras, y en este momento se cuentan en más de 30 los países quetienen grupos de contacto Rahma..No pretendo con este libro dar una información oficial y completa de la Misión Rahma, ya que para hallar ésta, en su totalidad, habría que buscarla en el conjunto de todos los mensajes recibidos. Para muchos no seráquizás un relato novedoso, por cuanto es la misma historia que he venido repitiendo durante estos años, ya sea enperiódicos, revistas, conferencias y entrevistas de televisión o radio. Historia, que como es evidente, se basa enuna aproximación o resumen del contacto y de mi propia experiencia como contactado, sin más detalles de los quepermita el presente medio. Por ello, esta será la primera vez que me explaye sobre puntos antes tocadossuperficialmente, y los dé a conocer transcribiéndoles lo más fidedignos posible.Con respecto a la información Rahma, el relato incluirá adherencias de comunicaciones o mensajes recibidosque complementarán, enriqueciendo el texto, arrojando luz sobre temas por demás controvertidos, como sonaquellos que han sido profetizados pero mal interpretados, y que constituyen gran preocupación para lahumanidad.Pido disculpas de antemano, si en algunos pasajes del texto prescindo del significado etimológico de laspalabras y utilizo a éstas con libertad, haciendo descomposiciones ingeniosas y originales.. Esto lo haré sólo paraevitar que las limitaciones del lenguaje puedan impedir que llegue a expresar las ideas precisas tal cual fuerontransmitidas por los extraterrestres, a los que nombraremos a lo largo de la narración como "Hermanos Mayores yGuías ".Finalmente, espero que el lector encuentre en este libro una motivación, para comprometerse con su despertar personal de conciencia, y con el rol que le corresponde después de reflexionar sobre el hecho de que el Universo,en ningún. momento ha sido ajeno e indiferente al destino de la humanidad y menos ahora, cuando la Tierra está apunto de transformarse irreversiblemente para bien, entrando en un terreno de tránsito hacia la Cuarta Dimensión,a costa de la destrucción de esta CivilizaciónCon Amor Divino; El primero de los antiguos, un servidor más del camino.
CAPITULO I
La sala de operaciones se había convertido en un torrente de personas, el equipo, era amontonado sobre lasmesas dispuestas a ambos lados del paciente, que se debatía en aquellos instantes, entre la vida y la muerte.Hacia muy poco que lo habían traído. Su cuerpo, víctima de un accidente motociclístico, se hallaba destrozado ysangrante._ Las posibilidades de salvarle la vida, se hacían - con el transcurrir de los minutos- cada vez masremotas.Los frascos de suero se habían acumulado exageradamente en la medida en que había transcurrido laoperación; esta duraría; aún; varias horas antes de que pudiese arrojar el mínimo de esperanza; mientras, en elcorredor, los parientes eran presa de los nervios y el desconsuelo.El que había sido hasta ese entonces, un joven envidiado de su posición y de su fortuna, así como de suarraigo sobre otros, en ese momento, no era mis que un despojo humano, irreconocible, sujeto a lástima. Treslargos meses estuvo en estado de coma. Sus amigos de juergas y aventuras brillaban por su ausencia; ya notenía el, ni la salud, ni el dinero que le había hecho popular. La clínica, como es costumbre, pasaría la cuenta deacuerdo a la categoría del paciente; por otro lado, los negocios del accidentado, quebraban al poco tiempo, puesen ausencia del malogrado dueño, las obligaciones adquiridas, por no ser pagadas, ocasionaban embargos.Por encima de la desgracia, la recuperación fue mas que milagrosa y llegó entonces, el momento deabandonar la clínica. Su rostro aún lucía los estragos de los golpes; los ojos que habían quedado bizcos -hastaposterior intervención- se escondían vergonzosamente detrás de sendos anteojos. La cabeza, cubierta por unatímida venda, ocultaba el rapado cráneo, en el que se habían practicado más de media docena de trepanaciones.José Carlos, aún era ajeno a lo ocurrido, aunque se repetían constantemente en ]as ruinas de su memoria,escenas fugaces que no hacían más que lastimarlo. Allí aparecían las imágenes de aquella curva fatal, en la queel experimentado competidor perdiera el control de su motocicleta, debido a un hoyo disimulado en el asfalto.AI irse recobrando, ya en su casa, fuera de todo peligro, José Carlos Paz García Corrochano, de 27 años deedad, reflexionaba sobre el sentido de su vida. Huérfano de padre desde muy pequeño, hijo primogénito en unafamilia de 4 vástagos, que aún no se podía recuperar de la sensible pérdida del otro hijo varón -su hermano Sixto--quien hacía pocos años que había muerto en un accidente de la fuerza aérea, en la que era cadete.Recién, cuando su salud se lo permitió, pudo enterarse de la cruda realidad; en su convalescencia, su madrehabía tenido que cubrir las deudas contraídas, a tal, punto que su tienda de electrodomésticos y motos, se habíasumado íntegramente a los importes del pago. ¡Todo lo había perdido!. ¡Ya nada le pertenecía!